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La estadía en casa de Angie y Rob fue increíble. Desde que hicimos la primera llamada para conocernos hasta nuestra llegada, nos buscaron en el aeropuerto, nos llevaron al supermercado e incluso nos invitaron a cenar un rico curry. Fueron sumamente amables y hospitalarios en todo momento. La casa es alucinante, recién terminada y tiene ABSOLUTAMENTE todo lo que necesitas. Desde una vista impresionante que parece irreal, hasta una piscina de agua salada y un gimnasio para entrenar. Hay absoluta privacidad; a ambos lados, solo ves árboles y bosque. Hay muchos insectos y animales, como moscas, mosquitos, monos, lagartos, hormigas, termitas, vacas, cabras y ardillas. La cocina está equipada con todo lo necesario para cocinar buenas comidas en casa: cafetera, juguera, tres heladeras y un congelador, horno, microondas, ¡realmente tiene de todo! Además, el living tiene un cómodo sillón y una enorme TV para pasar el rato viendo algo. También hay aires acondicionados y ventiladores en todos los ambientes. Y qué decir de las chicas, Peanut, Poppy y Coco, fueron una gran compañía una vez que decidieron que éramos de confianza y estábamos allí para cuidarlas (era la primera vez que se quedaban con otras personas). Poppy es tímida y tiene una manera muy especial de pedir atención y mimos, siempre respetando sus tiempos y espacio. Peanut fue la que más nos costó ganarnos su confianza, pero una vez que lo logramos, no se despegaba ni un segundo de al lado nuestro, incluso se acostó en nuestra cama y se metió en la piscina a nadar con nosotros. Coco es la mezcla perfecta entre la personalidad de Poppy y Peanut. Las tres tienen un poco de miedo y se asustan si haces movimientos repentinos o te acercas rápidamente, pero son realmente inofensivas y buenas chicas. Son perras callejeras rescatadas, por lo que tiene todo el sentido del mundo que aún estén acostumbrándose a su nueva vida. Poppy tiene 3 años, mientras que Peanut y Coco tienen solo 1 año. Las tres se llevan muy muy bien; Peanut y Coco son hermanas y llegaron después de Poppy, quien las encontró. Juegan todo el día y cuando no están durmiendo en distintas partes de la casa, apenas ladran a menos que haya otros perros o quieran salir a pasear (sobre todo Poppy, que se vuelve loca y juguetona a la hora de salir al bosque). Son fáciles de cuidar: dos paseos al día sin correa, dos comidas de alimento seco y carne que Angie dejo preparado, mimos y una ducha de vez en cuando porque se ensucian jugando en el bosque, especialmente en temporada de lluvia. Disfrutamos mucho su compañía y aprendimos sobre la personalidad de cada una en estos 21 días, suficientes para entendernos y forjar un vínculo de respeto y cariño. ¡Las chicas son lo más! Realmente fue una experiencia que volveríamos a repetir sin ninguna duda. Todo salió excelente y ya las extrañamos. Gracias, Angie y Rob, por asistirnos durante su viaje ante cualquier eventualidad y por abrirnos las puertas de su hogar y de las chicas ;)